la ultima fiesta

CAPITULO 14 – LA ÚLTIMA FIESTA

Sí, lo habéis leído bien: La última fiesta, la última en el reino de las palomas. No os pongáis tristes, que es una fiesta! Ah… vale, que os ponéis tristes porque es la última. Disculpadme.

En fin, os voy a explicar porque fue la última fiesta. Todo empezó con un rumor. Resulta, como bien dije en el capítulo anterior, que se escuchaban voces de que iban a tirar la cabaña. Pues esos rumores resultaron ser ciertos. Es cierto que la cabaña estaba muy vieja y alguna madera que otra se movía, incluso alguna se caía. Me acordare siempre de aquella tarde cuando nos confirmaron las sospechas. Allí estábamos el paladín, el unicornio punki y el Alicanto. No podían faltar el duende rojo y el viejo maestro.

Efectivamente, esta reunión era para decirnos que la cabaña, llegado el invierno, desaparecía. También nos quisieron engatusar con algunas cosas oscuras. Ellos pensaron que nosotros éramos como un león de feria y que íbamos a pasar por el aro, pero no, rotundamente no. Nos mantuvimos firmes en nuestro sitio. A pesar de la situación, nosotros no estábamos de acuerdo con la decisión pero que le íbamos a hacer. Aun así, nosotros seguimos trabajando duro en la cabaña hasta el final, con nuestras pócimas y nuestra lumbre.

Pasado el verano, arrancaron las fiestas del reino, la que iba a ser la última fiesta para la cabaña. La verdad es que las maderas y los troncos fueron montadas con la misma ilusión que las nueve fiestas del reino que llevaba el unicornio en su lomo. Todo preparado para que los lugareños disfrutaran de una de las mejores tablas del reino de las palomas. Aun así, la cosa no estaba muy fina con el duende rojo, el viejo maestro y la gorgona. Pero teníamos una cosa muy clara: no íbamos a estar tristes ni mucho menos trabajar menos, porque no somos de esa condición. Nosotros seguimos porque, quisiéramos o no, eran las fiestas de nuestro reino.

Tristemente, lo que podría haber sido la mejor fiesta del todo el reino pues acabo siendo una más. Al final los ánimos no estaban muy arriba pero los lugareños nos hacían estar contentos. Todos sabían lo que iba a pasar y nos daban su apoyo. La verdad es que no voy a olvidar tampoco esa fiesta, ya que nos seguía dando ese puntito de formar parte de las fiestas.

A todo esto, dentro de la cabaña, teníamos a aquellos de los que siempre hablo. Sí, a esos que les gustaba mucho las monedas del reino, los que no podían soltarlas, esos del refrán de mi amigo Pegaso: «Ni tan buenos son los que van a misa ni todos los que están en misa son buenos» ¿Ya sabéis a quien me refiero, no? El duende rojo, la gorgona y el viejo maestro minotauro. Ellos no se movían de la cabaña, preferían ocultarse en las sombras y vigilar. Se pensarían que íbamos a ser tan rastreros como ellos. Como si fuéramos a llevarnos las monedas del reino, o que se nos ocurriera regalar la hidromiel a los lugareños. Aun así, mejor que estuvieran en la cabaña para no tener que verles la cara.

Y así transcurrieron las fiestas con sus trovadores, malabaristas y sobre todo con esos lugareños que tanto cariño nos demostraron en la que fue nuestra última fiesta en la cabaña. Sobre todo de ellos no nos vamos a olvidar nunca.

Y en el próximo capitulo…. NOS TIRAN LA CABAÑA.

«Y PORQUE FUIMOS TANTO, SIENDO NADA. EN ESE POZO DE LEY Y DE ORDEN, CON SUCIAS SOMBRAS Y SERVIDUMBRE. LO QUE PASA ESQUE USTEDES NOS ODIAN», dedicada a esas sombras negras que dirigían la cabaña y tanto les gustaba las monedas del reino.

Y esta canción de hoy tenéis que escucharla.


P.D NOS VOLVEREMOS A VER

La Raíz – Entre Poetas y Presos | Live Vistalegre

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