Y vosotros os preguntareis: ¿Qué es eso que llegó el último día del Viejo Tablón? Ahora os explicaré lo que aconteció el día en el que el Unicornio Punki tuvo que tomar la decisión de quedarse o no, en la cabaña del Viejo Tablón.
Pues como bien digo siempre, una noche más pasaba en el Viejo Tablón. Una noche donde todo era como un reloj y todo estaba en su lugar. Una de las cosas que distinguía al Viejo Tablón de otras cabañas era que todo se hacía porque se tenía que hacer, y no era en vano, era para poder trabajar mejor. Al Unicornio Punki le encantaba eso porque todo era más fácil y no tenía que improvisar, como pasaba en la Cabaña de la Plaza del Reino de las Palomas. Allí había que ingeniárselas, por mucho que quisieras organizar algo, siempre faltaban cosas, ya fuera porque el Viejo Minotauro no quería comprarlas o el hecho de que le encantará tener las monedas del reino bajo su poder.
La verdad es que el unicornio, como bien te he contado en otros capítulos, estaba muy agusto en el Viejo Tablón. A Mamá Ninfa y al Trovador Prevenido, les tenía mucho apego y cariño, pero necesitaba más monedas. Los hechos eran que no necesitaba más monedas por codicia, como hemos visto en la Cabaña de la Plaza del Reino. El Unicornio Punki las necesitaba porque la salida de la Cabaña de la Plaza le había dejado muy tocado. Dicha salida le dejó en la calle con una pata delante y otra detrás. Es por ello que el Unicornio Punki tuvo que tomar decisiones. No eran fáciles, ya que les tenía mucho amor y respeto. Eso lo hacía muy difícil y no quería perder esa relación tan bonita que tenía con la familia de Viejo Tablón.
Finalmente tuvo que hacerlo y marcharse a otra cabaña donde le permitieran trabajar más días. En aquel momento, el unicornio necesitaba esas monedas para poder sobrevivir en el Reino de las Palomas. Tenía que poder pagar su cuadra y darle de comer a sus pequeños unicornios. Cuando el unicornio le dio la noticia a Mami y al Trovador, no le pusieron impedimentos y con eso me refiero a que no hubo ni enfados ni malas vibraciones. Todo lo contrario, comprendieron mi situación y tan amigos, bueno como familia, manteniendo el afecto como siempre.
Y así fue como, otra vez, el Unicornio Punki, con mucha pena, se fue a la nueva cabaña donde iba a trabajar. Donde le esperaban nuevas aventuras y emocionantes hazañas.
Quiero añadir que es de agradecer el trato que tuvo el unicornio en el Viejo Tablón y el aprendizaje que tuvo de esa gran familia. Gracias, muchas gracias por haber confiado en un Unicornio Punki, sobretodo, en los momentos más difíciles.
En el próximo capítulo hablaremos de LA NUEVA CABAÑA.
LA CANCIÓN DE HOY ES PARA EL VIEJO TABLON.